Época: El Imperio Bizantino
Inicio: Año 650
Fin: Año 1050

Antecedente:
Plenitud de la civilización bizantina



Comentario

La fiscalidad sólo en parte heredó los conceptos y procedimientos romanos. Apenas se conocen datos sobre el monto de los ingresos o sobre la evolución de la presión fiscal, que debió ser fuerte debido a la continuidad de gastos militares y, en segundo lugar, al costo de la opulenta corte imperial y de parte de los servicios públicos de Constantinopla. El pago de los funcionarios civiles sería un renglón mucho menos importante, pero no así los gastos en obras benéficas, construcción de templos y monasterios y otras actividades propias de la liberalidad del emperador cristiano y necesarias para sostener su prestigio. En el siglo XI se apeló ya frecuentemente a la venta de dignidades menores cuyos titulares percibían a cambio una renta de entre el 4,60 y el 9,72 del capital empleado, de modo que el procedimiento venía a ser una forma primitiva de emisión de deuda pública.
Hasta entonces había bastado con el producto del patrimonio de tierras y otros bienes raíces de propiedad imperial, con el del monopolio de acuñación de moneda, ampliado a veces a las licencias para el comercio con algunos productos básicos, como el trigo, y, sobre todo, con los grandes impuestos generales directos e indirectos. En las zonas rurales se mantuvo la contribución territorial, cobrada directamente hasta el siglo XI gracias al mantenimiento de un catastro actualizado; de su pago, que venía a ser la décima parte de la cosecha, se responsabilizaba a cada pueblo colectiva y solidariamente (allelengyon). En las ciudades se prefirió generalizar un impuesto indirecto o kommerkion, teóricamente del 10 por 100 sobre la circulación y consumo de bienes, aunque solía ser de entre 2 y 4 por 100, complementado por otros peajes, anclajes, pago por el uso de pesas y medidas oficiales, etc.; aparte de los tradicionales pagos de artesanos y comerciantes por la licencia de ejercicio profesional y, en ocasiones, de impuestos sobre las herencias. Sería interesante conocer mejor en qué medida la fiscalidad bizantina, como la islámica, sirvió de modelo o inspiró a algunas de Europa occidental a partir del siglo XII.